Por: Elizabeth Díaz Lozano
Lic. en Psicología
Cursando Maestría en Mindfulness

¿Sabías que una simple palabra puede transformar tu cerebro, tus relaciones y hasta tu felicidad? Sí, hablamos del “gracias”, ese término que a veces soltamos automáticamente pero que encierra un impacto profundo. Ponte cómodo porque vamos a explorar por qué el agradecimiento no solo hace que te veas como una buena persona, sino que también hace maravillas en tu cerebro. ¡Y todo esto sin gastar un solo centavo!
La Neurociencia del Agradecimiento: ¿Magia o Ciencia?
Aunque parezca magia, es pura ciencia. Cuando practicas el agradecimiento, tu cerebro entra en modo “fiesta química”. Estudios han demostrado que el acto de expresar gratitud activa el sistema de recompensa del cerebro, específicamente el núcleo accumbens, una región ligada al placer y la motivación (Zahn et al., 2009). Básicamente estás hackeando tu cerebro para que libere dopamina, también conocida como la “hormona de la felicidad”. Es como comer tu postre favorito, pero sin las calorías.
No solo eso, el agradecimiento también incrementa la producción de serotonina, el neurotransmisor de la calma y el bienestar. Según una investigación publicada en Frontiers in Psychology (2017), escribir sobre cosas por las que estás agradecido puede llevar a cambios duraderos en tu actividad cerebral, especialmente en la corteza prefrontal, la cual está relacionada con la toma de decisiones y la regulación emocional. Así que, cada vez que haces una lista de gratitud, es como ir al gimnasio, pero para tu cerebro.

Ejemplos: Cuando el “Gracias” Salva el Día
Pensemos en un ejemplo práctico. Imagina que tu compañero de trabajo te ayuda con ese reporte imposible a última hora. Decirle “gracias” y explicar cuánto significó para ti no solo hace que se sienta bien, sino que también refuerza el vínculo entre ambos. Este tipo de interacción activa las neuronas espejo, esas pequeñas responsables de nuestra empatía y conexión social.
Otro ejemplo: estudios han demostrado que las personas que practican el agradecimiento de manera regular tienen menos probabilidades de sufrir depresión (Wood et al., 2010). Por ejemplo, alguien que lleva un diario de gratitud suele enfocarse más en los aspectos positivos de la vida, lo que entrena al cerebro a buscar lo bueno en lugar de quedarse atrapado en lo negativo. Es como cambiar los lentes oscuros por unos más claros.

Gratitud, pero con un Toque de Humor
Claro, la gratitud no significa que tengas que enviar tarjetas de agradecimiento por cada café que alguien te compra. Pero, ¿qué tal si le agradeces a tu Wi-Fi por no caerse durante una reunión importante o a tu gato por no tirar la planta esta vez? Un toque de humor no solo aligera el ambiente, sino que también amplifica el impacto emocional positivo.
Conclusión: Ponlo en Práctica Hoy
El agradecimiento no es solo una etiqueta social; es un gimnasio emocional y cerebral que puedes visitar gratis cada día. Empieza con algo simple: cada noche, piensa en tres cosas por las que estás agradecido. No tiene que ser algo grandioso; un día soleado o un meme divertido también cuentan.
¡Tu cerebro y tu felicidad te lo agradecerán!
Referencias
- Zahn, R., Moll, J., Paiva, M., et al. (2009). The neural basis of human social values: Evidence from functional MRI. Cerebral Cortex, 19(2), 276-283.
- Wood, A. M., Froh, J. J., & Geraghty, A. W. A. (2010). Gratitude and well-being: A review and theoretical integration. Clinical Psychology Review, 30(7), 890-905.
- Cregg, D. R., & Cheavens, J. S. (2017). Gratitude interventions: Effective self-help? A meta-analysis of the impact on symptoms of depression and anxiety. Journal of Happiness Studies, 21(2), 677-699.